En el Camino

En los capiteles de portadas, ventanas absidiales o arcos interiores y en los canecillos de las iglesias y ermitas románicas, aparece la sirena-pez, de cola simple o doble, y la mujer. Sea sirena o mujer, con las piernas en alto sujetándolas con las manos.

Las figuras aparecen representadas con larga melena suelta (como atributo de la mujer soltera), o cubiertas con toca (representando a la mujer casada). Si la sirena es masculina, su equivalente será el turbante.

Hasta mediados del siglo XII predomina la mujer. El cambio comienza a fraguarse cuando los concilios dejan de ser convocados por los emperadores en el Oriente, y se celebran en el Occidente de Europa, siendo convocados a partir de entonces por los Papas. En este siglo XII, desde Calixto II hasta Alejandro III, se celebran los concilios de Letrán y se potencia definitivamente el Camino de Santiago.

La sirena aparece en la península Ibérica en las construcciones románicas a partir de mediados del siglo XII, fundamentalmente entre el mar Cantábrico y el río Duero. La influencia de Cluny entra por el Camino de Santiago.

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